Se llama Piotr Krzyczkowski y si amas tu vida, mejor no intentes pronunciar su apellido.
La cuestión es que este diseñador polaco soñaba con crear su propia moto, diseñarla y fabricarla, una tarea prácticamente imposible si lo hubiese pretendido hacer hace unos años, pero gracias a las impresoras 3D, las posibilidades crecen: ha diseñado y fabricado una moto eléctrica con impresión 3D. Se llama Falectra y está bastante chula.
Y aunque suena a algo fácil y sencillo, como si cualquiera lo pudiese hacer, seguro que el proceso ha sido largo y complicado. Para poder fabricar una moto eléctrica operativa, hasta ahora se necesitaban meses de desarrollo, la fabricación de prototipos y semanas de pruebas y análisis.
Con este nuevo método, este joven ha reducido por siete los costes de desarrollo.
Y es que la tecnología 3D permite conseguir resultados más que satisfactorios utilizando la tecnología disponible, tanto de diseño como de producción de las piezas. Piotr se alió con la compañía polaca especializada en impresoras 3D Zortrax y tres su finalización, se puede decir que la moto es perfectamente operativa y bastante atractiva estéticamente.
Todo el proceso de desarrollo y fabricación ha durado alrededor de un año, incluyendo todo el trabajo de puesta a punto de las baterías. Se han situado en una posición lo más baja posible para mejorar la estabilidad. El conjunto de baterías apenas añade 90 kg extra al conjunto, una cifra bastante razonable para una moto eléctrica ‘hecha en casa’.
Según el Zortrax, este prototipo es capaz de alcanzar los 70 km de autonomía y su pequeño motor eléctrico es capaz de alcanzar los 60 km/h, suficiente para una conducción diaria en el día a día. Dado el buen resultado, Zortrax ha decidido industrializar el proceso, con el objetivo puesto en 2021, cuando pretenden fabricar esta moto a gran escala.
Por lo pronto, ya se plantean la producción de otros 10 prototipos y viendo lo interesante del diseño y lo barato de su desarrollo, parece que prácticamente cualquiera puede inventar su moto eléctrica. Producirla a gran escala con éxito ya es otra cosa, pero imagínate que tuvieras un chasis estándar y que cada uno pudiese diseñar su propia moto gracias a las impresoras 3D. Eso molaría y lo sabes.
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